domingo, 20 de noviembre de 2016

Hacia una sociedad adolescente

Por Javier Benegas y Julian Blanco. Publicado originalmente en Vox Populi.
Reproducido en este blog sin permiso.

En la genial novela de de Philip Roth, La mancha humana, la vida del decano universitario Coleman Silk se desmorona tras interesarse por dos estudiantes que han faltado a todas sus clases, “¿Conoce alguien a estos alumnos? ¿Tienen existencia sólida o se han desvanecido como negro humo?” pregunta en el aula. Desgraciadamente para Coleman, uno de los aludidos resulta ser afroamericano y, cuando llega a sus oídos la pregunta, la interpreta como un ataque racista. Aunque no había ánimo ofensivo en sus palabras, puesto que jamás había visto al estudiante, Silk es acusado de racista, cesado como decano y despedido. Sin otra universidad dispuesta a contratarlo, su economía familiar se deteriora rápidamente. Padece el rechazo de la comunidad, el repudio de amigos y conocidos y, en el colmo de la desdicha, su esposa sufre una apoplejía a causa del estrés y fallece.

Numerosos profesores norteamericanos son censurados o expulsados de las universidades porque sus discursos, o siquiera sus apreciaciones, turban a un alumnado cada vez más sobreprotegido e infantilizado.

Aunque el decano Silk sea un personaje de ficción, Philip Roth refleja las vivencias de infinidad de profesores norteamericanos censurados o expulsados de las universidades porque sus discursos, o siquiera sus apreciaciones, turbaban a un alumnado cada vez más sobreprotegido e infantilizado. Porque no se ajustaban a lo políticamente correcto.

¿Universidades o jardines de infancia?

Hace poco más de dos años, según realtó Judith Shulevitz, estudiantes de la Universidad de Brown organizaron un debate abierto sobre agresiones sexuales. Inmediatamente, otro grupo de alumnos, temeroso de que los intervinientes pudieran exponer ciertas ideas “negativas”, protestó ante la dirección argumentando que la universidad debía ser un “espacio seguro” donde nada avivara los traumas de las víctimas. Las autoridades académicas no cancelaron el acto, pero pusieron a disposición de los asistentes su propio "espacio seguro": una sala contigua donde cualquiera pudiera acudir para recuperarse de algún punto de vista turbador, y, si se sentía con fuerzas, regresar al debate. La estancia estaba equipada con cuadernos para colorear, juegos de plastilina, cojines, música relajante, mantas, galletas, chuches, incluso un video relajante en el que aparecían perritos jugando. También contaba con personal cualificado para atender posibles traumas. Cuando el evento finalizó, dos docenas de personas habían pasado por esta sala, una de las cuales explicó: "me sentía bombardeada por unos  puntos de vista que van en contra de mis creencias más íntimas".

En otra ocasión, un profesor del Columbia College recomendó la visita a una interesante exposición de arte samurai japonés. Inmediatamente, uno de sus estudiantes protestó airadamente, tachando su sugerencia de políticamente incorrecta porque podía herir la sensibilidad de los alumnos chinos. Obviamente, la objeción era absurda; la invasión de China por el ejército imperial japonés había finalizado setenta años atrás. Sin embargo, para el estudiante el tiempo transcurrido era irrelevante. Siguiendo su lógica, el arte alemán ofendería en Francia, el francés en España por la invasión napoleónica, o el español en Flandes.

Larry Summers tuvo la desgraciada ocurrencia de publicar un estudio donde mostraba que el coeficiente de inteligencia de los hombres presenta una dispersión, una varianza mayor que el de las mujeres

Otro caso llamativo es el del ex presidente de la Universidad de Harvard, el economista Larry Summers, que tuvo la desgraciada ocurrencia de publicar un estudio donde mostraba que el coeficiente de inteligencia de los hombres presenta una dispersión, una varianza mayor que el de las mujeres, planteando como hipótesis que este hecho podía influir en la asignación de puestos de trabajo en las escalas más altas y más bajas. Automáticamente fue acusado de machista y, tras una durísima campaña en su contra, Summers se vio obligado a dimitir en 2006.

Del oscurantismo a la ignorancia

El calvario de todos estos profesores ilustra la plaga de la corrección política, una moda que invade los campus universitarios del mundo desarrollado, constituyendo una asfixiante censura que, en no pocas ocasiones, provoca dramas absurdos perfectamente evitables. Lo peor, con todo, es que condena a la sociedad al oscurantismo, a la ignorancia. Al fin y al cabo, Summers sólo podría haberse ahorrado el calvario falseando los resultados de su investigación, adaptándolos a la “realidad” de lo políticamente correcto o, sencillamente, renunciando a investigar. Por su parte, el profesor de Columbia debería pensárselo dos veces antes de recomendar exposiciones de arte a sus alumnos puesto que todas, de alguna manera, herirán la sensibilidad de alguien. En cuanto a los estudiantes de la Universidad de Brown, para evitar sobresaltos tendrían que renunciar a organizar debates abiertos.

"La universidad no puede ser un 'espacio seguro'. El que lo busque, que se vaya a casa y abrace a su osito de peluche"

El irresistible avance de la corrección política es una señal muy potente que nos advierte de la infantilización de la sociedad occidental, reflejada con pavorosa nitidez en su universidad, de donde precisamente proviene. Tanto despropósito llevó a Richard Dawkins, profesor de biología evolutiva de la Universidad de Cardiff a advertir a sus estudiantes, con indisimulada indignación: "La universidad no puede ser un 'espacio seguro'. El que lo busque, que se vaya a casa, abrace a su osito de peluche y se ponga el chupete hasta que se encuentre listo para volver. Los estudiantes que se ofenden por escuchar opiniones contraria a las suyas, quizá no estén preparados para venir a la universidad".

La corrección política es producto de ese pensamiento infantil que cree que el monstruo desaparecerá con solo cerrar los ojos. Pero la maduración personal consiste justo en lo contrario, en descubrir que el mundo no es siempre bello ni bueno, en la toma de conciencia de que el mal existe, en llegar a aceptar y encajar la contrariedad, el sufrimiento. Y, por supuesto, en aprender a rebatir los criterios opuestos. En su esfuerzo por hacer sentir a todos los estudiantes cómodos y seguros, a salvo de cualquier potencial shock, las universidades están sacrificando la credibilidad y el rigor del discurso intelectual, remplazando la lógica por la emoción y la razón por la ignorancia. En definitiva, están impidiendo que sus alumnos maduren.

La trampa del “espacio seguro”

Cuando se designa unos espacios universitarios como seguros, implícitamente se está marcando otros como inseguros y, por lo tanto, tarde o temprano habrá que “asegurarlos”, hasta que cualquier opinión desconcertante quede prohibida en todo el campus. Y, si esto es válido para la universidad, ¿por qué no trasladarlo a la sociedad en su conjunto? Así, la represión se extiende como mancha de aceite, prohibiendo palabras, términos, actitudes, estableciendo una siniestra policía del pensamiento.
En la práctica, es la autoridad quien acaba dictaminando lo que es políticamente correcto y lo que no. Y lo hace, naturalmente, a favor del 'establishment' y de los grupos de presión mejor organizados

Desde el punto de vista conceptual, la corrección política es incongruente, cae por su propio peso. Dado que no todo el mundo opina igual ni posee la misma sensibilidad, no es posible separar con rigor lo que es ofensivo de lo que no lo es, establecer una frontera objetiva entre lo políticamente correcto y lo incorrecto. Hay personas que no se ofenden nunca; otras, sin embargo, tienen la sensibilidad a flor de piel. La ofensa no está en el emisor sino en el receptor, Así, en la práctica, es la autoridad quien acaba dictaminando lo que es políticamente correcto y lo que no. Y lo hace, naturalmente, a favor del establishment y de los grupos de presión mejor organizados.

La corrección política es una forma de censura, un intento de suprimir cualquier oposición al sistema. Y es además ineficaz para afrontar las cuestiones que pretende resolver: la injusticia, la discriminación, la maldad. No es más que un recurso típico de mentes superficiales que, ante la dificultad de abordar los problemas, la fatiga que implica transformar el mundo, optan por cambiar simplemente las palabras, por sustituir el cambio real por el lingüístico. 

Lo expresó de forma certera el defensor de los derechos civiles W. E. B. Du Bois en 1928. Tras ser recriminado por un joven exaltado por usar la palabra "negro", Du Bois respondió: "Es un error juvenil confundir los nombres con las cosas. Las palabras son sólo signos convencionales para identificar objetos o hechos: son estos últimos los que cuentan. Hay personas que nos desprecian por ser negros; pero no van a despreciarnos menos por hacernos llamar 'hombres de color' o 'afroamericanos'. No es el nombre... es el hecho". En efecto, ni la discriminación, ni el racismo, ni cualquier otro problema, se resuelven por cambiar los nombres. Como mucho, se logra tranquilizar la mala conciencia de algunos.    

Y el resultado es... Donald Trump

Hay mucha gente en el mundo, demasiada en España, que, al parecer, carece de la madurez emocional o de la capacidad intelectual para escuchar una opinión política que se aparte de sus convicciones sin considerarla un insulto personal. Al poner los sentimientos por encima de los hechos, de las razones, cualquier opinión válida puede ser desactivada tachándola de racista, sexista, discriminatoria. Puede que a estas personas la corrección política les haga sentirse más cómodos, pero a costa de instaurar la cultura del miedo en los demás. Clint Eastwood declaró: "Secretamente, todo el mundo se está hartando de la corrección política, del peloteo. Estamos en una generación de blandengues; todos se la cogen con papel de fumar". Aun así no era plenamente consciente del peligro que se avecinaba: tarde o temprano el virulento efecto péndulo invierte las magnitudes, la gente acaba hastiada de tanta censura, y como reacción... vota a Donald Trump.

Renunciar al libre discurso, al libre pensamiento, para evitar herir la sensibilidad de algunos es peor que estúpido: es peligroso porque pone en cuestión los principios de la democracia. Debemos ser respetuosos con todo el mundo, por supuesto. Pero también expresar con libertad nuestras ideas y argumentos. Si alguien se molesta, se rasga las vestiduras, es muy probable que esté mostrando su talante inmaduro, su carácter infantil e intolerante. Lo advirtió George Orwell en su novela 1984: "La libertad es el derecho de decir a la gente aquello que no quiere oír".

martes, 27 de septiembre de 2016

Lo ultimo del mundo liquido: Alquilar amigos

Lo pueden disfrazar del eufemismo que quieran y le pueden buscar todas las vueltas positivas, así es el rebaño, pero definitivamente cuando llegas a necesitar alquilar un amigo el mundo debe estar muy jodido para ti. Veamos esta nota de La Vanguardia:

Ya es posible alquilar un amigo (pero por horas)

Al entrar, el sitio web despliega el catálogo de las personas disponibles en cualquier ciudad como puede ser Buenos Aires o Barcelona, con sus fotos y descripciones. “Me gusta el arte, ir a bares y caminar por la ciudad”, se presenta sonriente Jazmín, de 27 años. “Amo los viajes y la comida; soy sociable, divertido y educado”, anuncia Matías, un estudiante de turismo de 24 años. “Soy fotógrafa, cocinera y viajera, entretenida y para nada tímida”, dice el perfil de Paola, que tiene 26 años y muestra a cámara sus brazos con tatuajes. Las frases podrían ser de jóvenes que buscan pareja en una web de citas, pero no. Lo que ofrecen es amistad. Y la cobran por hora.

Internet ya permite desde hace años que quien no tuviera coche pudiera compartir el de un extraño; y que quien no tuviera donde dormir pudiera alojarse en la casa de un desconocido, en general a cambio de un pago. Con la misma lógica, los que no tienen con quien verse, conversar y salir a divertirse ya pueden “alquilar” la compañía de alguien disponible y que necesite ganar algo de dinero.

Polémicas aparte, la modalidad surgió hace unos seis años y viene creciendo. La propuesta es sencilla: permitirles a las personas, que por cualquier motivo estén solas, en su ciudad o en cualquier parte del mundo, encontrar a alguien simpático y comprarle “horas de amistad”, en efectivo o con tarjeta de crédito, para compartir todo tipo de salidas y actividades.
El contacto entre los que venden compañía y quienes la demandan se establece en plataformas online especializadas. La más grande del mundo es actualmente la estadounidense Rent A Friend, nombre que podría traducirse al español como “Alquila un amigo”. Scott Rosenbaum, el fundador de la empresa, ha explicado al diario argentino Clarín que los interesados en ser alquilados sólo deben postularse llenando un formulario en la página.


sábado, 16 de julio de 2016

ORLANDO, FRANCIA, CUALQUIER PARTE

Melvin Mañón
La falta de piedad, simpatía, conmiseración y solidaridad entre las personas de las grandes ciudades empuja a muchas de ellas a la soledad, la tristeza, la frustración, el abandono, la envidia, el rencor. Algunos de los que así viven se llenan de odio porque la felicidad o aparente normalidad de los demás los ofende. Se trata de gente que no tiene amigos o empleo, la mujer lo dejó, los hijos no lo quieren o no lo conocen o han cambiado demasiado para reconocerse en ellos. El vecino no sabe quién es ni le importa. Nadie le dice buenos días ni le brinda una sonrisa. Cada cual sabe que está solo, que no habrá una mano solidaria que lo ayude si pierde el empleo o enfrenta una desgracia, que no hay con quien hablar de las penas ni de los sueños, nadie escucha, todos viven sumidos en su propia rutina agonizante, embrutecedora, que aniquila el alma, destruye los sentimientos. 
No quiero vivir así piensa el individuo, no se vivir así, no puedo vivir así y un día, algunos de ellos que sienten que nada tienen que perder miran a los demás como culpables de su propia tragedia si no por comisión al menos por omisión, porque sus penas no le importan a los otros, a nadie y entonces, aislados, dolorosamente solos y desguarnecidos dejan de ver a esos otros como personas inocentes y el día que salen a matar gente no creen ni por un instante que están matando inocentes sino gente culpable, gente que dejó que la tragedia, la soledad y el abandono se abatieran sobre ellos. 
No hay que ser del ISIS, no hay que ser musulmán, no hay que ser fanático de nada ni de nadie aunque claramente también tenemos esa tipología. Lo que he querido significar y no espero que muchos lo entiendan es que, nuestra sociedad basura, vacía, egoísta, consumista y despiadada está desequilibrada y es desequilibrante. Fabricamos psicópatas al por mayor y algunos de ellos han encontrado que salir a matar a los “culpables” es mas gratificante que suicidarse solo y sin que de paso, los demás, o sea nosotros, nos enteremos de su desgracia, la que lo llevó a vernos como culpables y a castigar con la muerte a los que, ajenos a todo, entregados a su vida normal, terminaron en el sitio equivocado en el momento equivocado. Con estas matanzas, nos están diciendo todo lo mal que estamos todos pero como no escuchamos salen a matar a ver si así nos enteramos de cómo, cuando, cuanto y por que sufren, pero nosotros somos y estamos tan alienados que ni siquiera nos percatamos del mensaje. Ponemos la banderitas estúpidas, lloramos como estúpidos, denunciamos como estúpidos, ponemos las flores como estúpidos pero no tratamos de entender, no tratamos de cambiar y creemos que la policía debería protegernos y muchos gustosamente aprueban nuevas restricciones a la libertad que hemos dilapidado, a los derechos que hemos profanado al mundo de la sensatez y de la sensibilidad humana que hemos dejado atrás y no se si podremos recuperar.



martes, 5 de julio de 2016

Memorias de un anfibio: la modernidad liquida en Santo Domingo.

Alvin Reyes

Se ha hecho común entre los dominicanos la frase o expresión “aquí ya no quedan hombres” ante la mansedumbre demostrada por ellos mismos frente a todos los males que aquejan al país como la corrupción política, la delincuencia y demás males sociales ancestrales que venimos padeciendo. La expresión hace referencia, quizá, a nuestros antiguos héroes: los independentistas, los restauradores, los mal llamados gavilleros que combatieron al invasor de 1916, los expedicionarios del 1959, los caídos en Las Manaclas, los que combatieron junto al Coronel de Abril y los que, posteriormente, se inmolaron con él, hasta llegar a todos los muertos de los doce años del balaguerato y todo un largo etcétera en nuestra historia.

Este cambio de actitud de los dominicanos ha sido motivo de varias conversaciones que hemos tenido con diferentes personas y fue un tema que desarrolló Melvin Mañón en “Operación Estrella”. Como se ha logrado revertir el espíritu de lucha que siempre ha caracterizado al dominicano? Cuales mecanismos ha utilizado el sistema para contrarrestar dicho ímpetu? De que labor de “contrainsurgencia” se ha valido el gobierno para mantener apática a nuestra juventud? He tenido la certeza de que todo el proceso se inició con el modelo desarrollista de Balaguer en los años 70 y con todo el movimiento que surgió en el mundo occidental, durante la Guerra Fria, luego de las revueltas de los 60 de llevar al mundo una prosperidad basada en la minifalda, la píldora, el cine de evasión, la marihuana, etc.

Es en este momento cuando conozco al escritor Rene Peguero Rodríguez quien tuvo la gentileza de dedicarme un ejemplar de su novela “Memorias de un anfibio”…y zas! con esta novela he terminado de entenderlo.

Los personajes de la novela no son aquellos dominicanos atormentados por la política ni las luchas clandestinas de los cuentos de Marcallé Abreu. Los actores de “Memorias de un anfibio” son el arquetipo del hedonista. “El peje”, “La flaca”, “La china”, “Las gorditas”, Luis Alberto, “El barraco” viven sus días y sus noches en busca de los placeres de la carne, en busca de la diversión, el alcohol y el sexo fácil.

Son dominicanos iguales que los citados en el primer párrafo, acaso igual de patriotas. Tal vez tan o más dominicanos que los que alguna vez empuñaron un fusil para defender la bandera. Pero estos dominicanos del inicio de los 80 habían sido adoctrinados para desear otras cosas. Con conocimiento propio de la época Rene Peguero nos va llevando por inventario de marcas emblemáticas de la época, Jordache, Rebook, Marlboro, Johnnie Walker, esas marcas que te proveen de una personalidad a la altura de la época. También desfilan los héroes de la época Kaliman, el hombre nuclear, los comics de la época, etc. Así los dominicanos de entonces, y los de ahora más, procurando estar a la altura y poder ver la vedetto Ed Bachan en La fuente, el poder disfrutar de una noche de baile en Astromundo o Luiggis, no tenían tiempo ya para andar pensando en los problemas sociales y mucho menos en revoluciones. Aquellos dominicanos que unos años antes desafiaron el poder abarrotando el Palacio de los Deportes en la legendaria manifestación de “Siete días con el pueblo” ahora acudieron por miles a apoyar a su héroe, al “campeón de la bolita del mundo” Jack Veneno, en uno de los combates más épicos de la historia de la lucha libre en El Caribe, así de apoyar un grupo de artistas antisistema nos decantamos por aplaudir hasta el delirio a dos gladiadores en un combate de dudosa realidad.

“Memorias de un anfibio” es un recorrido sórdido por la vida de unos personajes cuyo único deseo y finalidad era llegar al fin de semana para salir a beber, a bailar, fumar marihuana, “ligarse” una pareja y hacer el amor hasta el amanecer. Tan detallado esta esta metamorfosis del pensamiento dominicano en esa época que en el único momento de la novela en que se menciona una gesta heroica el protagonista interrumpe y se lleva a bailar a quien habla quedando sepultado el 14 de junio bajo los acordes de un merengue de Johnny Ventura.

Le pregunté si ya no lo quería y me respondió que a él lo habían matado en los doce años de Balaguer porque era miembro del 14 de Junio. Yo, para cambiar el tema, la invité a bailar el merengue “La Agarradera”. [i]

No estoy seguro de las intenciones de Rene la ir escribiendo la novela, no le conozco lo suficiente para saber de si estaba siendo consciente de que su obra retrata el fin de la lucha por los valores y el inicio de una vida basada en la búsqueda perpetua de los placeres de la carne.

Nota: No soy crítico literario, ni esto es una crítica, mis inclinaciones van más cerca de la química, la filosofía, la historia y la sociología, esto es más el reconocimiento de un trabajo que, para nosotros, tiene el mérito que compartimos más arriba


[i]Peguero Rodríguez, René. Memorias de un anfibio. Editorial Santuario. 2014. Pág. 180

lunes, 20 de junio de 2016

LA AGENDA SECUESTRADA


Por Melvin Mañon
La gran contraofensiva teórica de los sectores mas conservadores de EEUU tuvo su máximo exponente en la Escuela de Chicago. Conceptualizada a raíz de la Segunda Guerra Mundial pero formulada y lanzada a mediados de los años 60 del siglo pasado, la reacción conservadora se centró en dos ejes y no se ha desviado de estos en ningún momento. Sea en Bilderberg, en Davos, en Bruselas, en la Brooking  Institution, el New American Century o Wall Street, los poderosos, temerosos del comunismo como alternativa y como instrumento de presión para forzar reformas democráticas, elaboraron una agenda y procedieron a aplicarla con rigor.

Primer eje: despojar de derechos, conquistas, beneficios y unos pocos privilegios económicos y legales adquiridos a los trabajadores de todo el mundo no comunista quienes habían alcanzado esos logros precisamente a causa del miedo que inspiraba a esos sectores conservadores la existencia de los países comunistas. Para esta etapa, esos sectores conservadores aplicaron a partir de los años 70, la llamada “shock doctrine” o “doctrina del choque” que fue inaugurada oficialmente con el golpe de estado de Pinochet en Chile. Con variantes, ajustes y retoques, con violencia donde hizo falta, con propaganda, con presiones suaves o fuertes aplicadas por los organismos internacionales, por los bancos y con la protección del Consenso de Washington el modelo se impuso en casi todo el mundo. Todavía, bajo la bandera del modelo neoliberal, este eje sigue vigente.

Segundo eje: perseguía desmontar el clima, las instituciones y los procedimientos democráticos, o lo que es lo mismo, el estado de derecho que había logrado consagrar ciertos niveles de seguridad ciudadana, respeto a la ley, libertades públicas y derecho de los pueblos a la autodeterminación. Para secuestrar primero y desmantelar después este entorno democrático, ha servido la “guerra contra el terrorismo” después del l 11 de septiembre de 2001 que las condiciones  de opinión pública, desmantelamiento de la oposición democrática y control mediático estuvieron maduras. El 9-11 en Estados Unidos, como implican numerosas teorías conspirativas una acción que desde muy temprano fue detectada por sectores conservadores, vía las agencias de seguridad las cuales tuvieron conocimiento de lo que se tramaba y pudiendo impedirlo dejaron que ocurriera de manera que pudieran justificarse todas las medidas de seguridad que vendrían a continuación o lo que es lo mismo, el desmantelamiento del estado de derecho, de las libertades públicas y del orden internacional.  Así tuvieron la excusa perfecta.

La “Doctrina del shock” y “la guerra contra el terrorismo” comportan como premisas condicionantes:

1.- la bancarrota del socialismo en la URSS y el desmonte de todo el campo socialista además de despejar el escenario de competidores geopolíticos crearon un vacío moral e ideológico todavía hoy no superado del todo. Aunque este es un proceso históricamente transitorio fue percibido presentado y transmitido como definitivo y final.

2.- la sustitución de todas las agendas nacionales de lucha democrática, revolucionaria o progresista que pasaron a la defensiva abrumadas por el poder mediático, por el poder político y por el control económico conservador. De repente la “revolución” dejó de tener sentido y futuro y el mismo vencedor se ocupó se suministrar y alentar otras causas en las cuales la gente de cualquier país pudiera ocupar su espíritu de lucha, su vocación de servicio e incluso un medio de vida.

Mientras el mundo fuera de la República Dominicana se acerca a una catástrofe alimentaria y humanitaria, mientras la isla se calienta como un fogón, mientras la inseguridad ciudadana causa estragos en la conducta y los autores del fraude electoral se apertrechan tras las defensas que a tales fines construyeron, muchos dominicanos progresistas están discutiendo si los transexuales deben entrar o no a los baños de hombres o de mujeres, si la homosexualidad es adquirida o genética, si la agenda LGTB es pertinente, si la educación sexual en las escuelas es apropiada, si la violencia de género esto y la violencia intrafamiliar lo otro. No sugiero ni digo que no sean problemas, que si lo son, simplemente, no son “el problema”.


viernes, 3 de junio de 2016

Alegoría de la manada y el rebaño

Alvin Reyes

El rebaño pasta mansamente, el pastor vigila. La manada olfatea el aire, siente el olor del agua y actúa en consecuencia.

El rebaño se siente seguro dentro de su cerca. No teme a los lobos, para eso están el pastor  y sus perros, para cuidarlas. La manada advierte el peligro y huye, defiende a los más pequeños, es aguerrida, no se rinde.

El rebaño sigue a la oveja que se le ha puesto la campana. Camina de manera automática siguiendo el camino de que traza el sonido de la campana, un camino que ha sido recorrido antes por el pastor y sus perros.

La manada sigue al líder, en quien confía, aquel que lleva sobre su pelambre las heridas de las batallas en defensa de la manada. El líder de la manada no ha sido puesto por nadie se ha ganado su jerarquía a base de gruñidos, mordeduras, coces y zarpazos.

El rebaño sigue los pasos de la campana de manera maquinal. La manada confía en su líder.

Y mientras pasta mansamente el rebaño ignora su destino. Pasta y no sabe que su destino esta sellado por los apetitos del pastor y su familia, de los precios de su carne en el mercado. El destino de la manada es incierto pero al menos está en manos de ellos cruzar el rio y ahogarse en el intento o llegar al otro lado y tener un pasto más fresco.

Nuestra civilización occidental postmoderna no es más que un rebaño. La oveja de la campana son los encantos de la moda y el mercado. Maquinalmente hacemos filas por días delante de una tienda o de un cine si detenernos siquiera a pensar si el articulo lo necesitamos o si la película vale la pena. Políticamente no somos capaces de elegir un candidato que llene nuestras expectativas votamos motivados por encuestas manipuladas. Día a día suscribimos verdades prefabricadas sin investigar mínimamente la autenticidad de la información.

Debemos recobrar el espíritu de la manada para que los de arriba nos teman. Tenemos que ser capaces de generar auténticos líderes que tracen un camino distinto, un camino alejado de los parámetros dictados por las apetencias del mercado. Una humanidad con el espíritu de una manada sería una humanidad irreductible.

Lamentablemente ese espíritu está languideciendo, somos zombies atadas a la pantalla de un ordenador si nos dicen Curry, gritamos Curry!! Si nos dicen Messi gritamos Messi!! Y si nos dicen que hay que coronar a la Clinton, la coronamos no importan unos cuantos emails borrados. Total somos obedientes.


Somos un rebaño adoctrinado pero algunos aun conservamos el espíritu de la manada y olfateamos el aire, oteamos el horizonte y saltamos el cerco…